Los Suelos Agrarios de la República Dominicana.
1. Conceptos generales.
¿Qué es el suelo?
Se le llama suelo o tierra a la región más superficial de
la corteza de nuestro planeta, la única biológicamente activa, producto de la
desintegración de las rocas y de la acumulación de la materia orgánica. Se trata
de una capa sometida a la acción de los elementos climáticos y de la acción
humana: es allí donde se siembra, se extraen minerales y se edifican nuestras
naciones. También se puede decir que esta capa está constituida en su mayoría
por residuos de roca provenientes de procesos erosivos y otras alteraciones
físicas y químicas, así como de materia orgánica fruto de la actividad
biológica que se desarrolla en la superficie. Se trata de una superficie
sumamente variada y multiforme, sobre la cual se producen los fenómenos
climáticos como la lluvia, el viento, etc.
Los suelos se forman con a través del tiempo por la
destrucción de la roca y la acumulación de materiales distintos a lo largo de
los siglos, en un proceso que involucra numerosas variantes físicas, químicas y
biológicas, que da como resultado una disposición en capas bien diferenciadas,
como las de un pastel, observables en los puntos de falla o fractura de la
corteza terrestre. Por tal razón el suelo agrario es también denominado capa
vegetal, o sea, capa de la corteza terrestre en la que influyen el clima y los
microorganismos que permiten el crecimiento y desarrollo de las plantas.
Desde el punto de vista de su estructura mecánica, el suelo es la base física capaz de soportar ciertos tipos de construcciones de ingeniería civil, dependiendo del tipo de roca que lo constituye y de otros aspectos geológicos y geofísicos.
1.1. ¿Cómo está compuesto el suelo?
El suelo está compuesto por ingredientes sólidos,
líquidos y gaseosos, tales como:
Sólidos. El esqueleto mineral del suelo se compone
principalmente de rocas, como silicatos (micas, cuarzos, feldespatos), óxidos
de hierro (limonita, goetita) y de aluminio (gibbsita, boehmita), carbonatos
(calcita, dolomita), sulfatos (aljez), cloruros, nitratos y sólidos de origen
orgánico u orgánico-mineral, como los distintos tipos de humus.
Líquidos. Abunda el agua en el suelo, pero no siempre
en estado puro (como en los yacimientos) sino cargada de iones y sales y
diversas sustancias orgánicas. El agua en el suelo se desplaza por capilaridad,
dependiendo de lo permeable del suelo, y trasporta numerosas sustancias de un
nivel a otro.
Gaseosos. El suelo presenta varios gases atmosféricos
como el oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2), pero dependiendo de la
naturaleza del suelo puede tener también presencia de hidrocarburos gaseosos
como el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). Los gases del suelo son
tremendamente variados.
1.2. Características del suelo agrario.
Las propiedades y características del suelo son
enormemente variadas, de acuerdo al tipo de suelo y a la historia particular de
la región donde se encuentra. Pero a grandes rasgos podemos identificar las
siguientes características:
Variabilidad. Los suelos presentan por lo general componentes poco homogéneos en su tamaño y constitución, por lo que, a pesar de mostrarse como una mezcla homogénea, en realidad poseen rocas y elementos de diverso tamaño y diversa naturaleza.
Fertilidad. La posibilidad de los suelos de albergar
nutrientes derivados del nitrógeno, azufre y otros elementos de importancia
para la vida vegetal, se llama fertilidad y está relacionada con la presencia de
agua y materia orgánica, y con la porosidad del suelo.
Mutabilidad. Si bien los procesos de cambio del suelo
son a largo plazo y no podemos constatarlos de manera directa, es verdad que se
encuentran en constante mutación física y química.
Solidez. Los suelos presentan distintas propiedades
físicas, entre ellas la solidez y la textura: existen algunos más compactos y
rígidos, otros más maleables y blandos, dependiendo de su historia geológica
particular.
* Factores activos: Clima organismo vivos y roca madre.
* Factores inactivos: Relieve y tiempo.
Los mejores suelos están en el valle del Cibao oriental;
estos suelos son rico en humus o materia orgánica (tierra negra). Otras áreas
que tienen suelos aptos para actividad agrícolas son: La cuenca del río Yaque
del Sur, La cuenca del río Nizao.
La agricultura es una de las principales actividades que
realiza el hombre dominicano, limitado entre otras causas: por el uso
irracional y manejo inadecuado de los suelos, lo cual ha provocado su
degradación: erosión, contaminación y salinización.
La erosión de los suelos provoca la reducción de la capacidad productiva de las mismas. También ocasiona los sedimentación y acortamiento de vida útil de embalses de agua, presas de grandes costos, el caudal de los ríos disminuye y desaparecen. Además la deforestación en las altas montañas y laderas para cultivos de subsistencia.
1.4. Clasificación ecológica de los suelos en República
Dominicana.
La República Dominicana como parte de la isla de
Santo Domingo tiene gran divertid de suelos, que varían de arenosos a arcillosos,
de ácidos a alcalinos, de salinos a no salinos y de fértiles a estériles, que
incluyen suelos muy bien desarrollados y suelos bastantes jóvenes poco
desarrollados.
Según Aybar Acosta (2010): El proceso de formación de los suelos de nuestro país es bastante complejo, encontrándose en marcados dentro de tres grandes grupos de suelos, clasificados ecológicamente de la siguiente manera: zonales, intrazonales y azonales. (pág., 80)
Los suelos zonales presentan poca variación y se han formado por la acción determinante del
clima tropical, al cual pertenece
nuestro país, sobre un material mineral que se descompone rápidamente. Se
denominan así, debido a que estos tipos de suelos se desarrollan en bandas
zonales (latitudinales) mundiales, superpuestas a zonas climáticas y de vegetación,
con las que guardan una intima relación. Los factores climáticos determinantes
de estos tipos de suelos son pluviometría y la temperatura.
Los suelos intrazonales ocupan grandes áreas del
territorio nacional y han seguido un patrón de desarrollo muy característico,
en el cual la orientación de sus procesos de formación y sus factores evolutivas
son únicamente función de la influencia de factores locales como son la topografía,
el tipo de roca madre y las peculiaridades climáticas de una localidad en particular.
Los suelos intrazonales más abundantes son: los calcáreos formados de rocas
calizas, localizados en las llanuras costeras del norte y del sur del país, y
en las zonas calcáreos formados de rocas calizas, localizados en las llanuras
costeras del norte y del sur del país, y en las zonas kársticas; los
hidromorfos (de agua), que se ubican en el Bajo Yuna; los salinos, compuestos
de sales de origen de marino, que se localizan en Neiba, Galván y Monte Cristi.
(Aybar Acosta, 2010)
Los suelos azonales más abundantes en el
territorio dominicano son los ferralíticos de color rojo y ricos en hierro. Se
localizan en Villa Altagracia, Piedra Blanca, Maimón, Bonao, Cotuí y San José
de Ocoa. Estos suelos, compuestos de hierro y alúmina, en estado libre en los
horizontes superiores, poseen un color rojizo debido al óxido de hierro que
contienen, y son aprovechables en los lugares húmedos para el desarrollo de la agricultura,
pero en lugares poco húmedo o de estación seca prologada, suelen desarrollar
una capa dura y profunda, que a veces los hacen estériles. Otros suelos
azonales muy abundantes en la República Dominicana son los minerales, producto
de la desintegración de las rocas, sin alteración química de ellas, por lo que
son carentes de materia orgánica, y se localizan a orillas de nuestras
corrientes fluviales. También, entre los suelos azonales bastante extendidos en
el territorio dominicano están los aluviales, evolucionados a partir de los
suelos minerales, cuando el proceso de aporte del material mineral de mayor grosor
concluye, permitiéndole el desarrollo de horizontes pedológicos orgánicos y
minerales, como son la gran mayoría de nuestros suelos aluviales de casi todos
los valles y llanuras de nuestro país. (Aybar Acosta, 2010)
1.5. Capacidad Productiva de los Suelos Agrarios en la República
Dominicana.
En la República Dominicana el estudio de clasificación de
los suelos de acuerdo con su capacidad productiva se realizó en 1967, formando
parte del proyecto “Reconocimiento y Evaluación de los Recursos Naturales de la
República Dominicana”, auspiciado por la Organización de los Estados Americanos
(OEA).
Esta clasificación consistió en una agrupación de informaciones
edafológicas, tales como profundidad efectiva, estructura, disponibilidad de
agua, permeabilidad y otras, que permitió determinar las potencialidades y
limitaciones de los suelos para su adecuada utilización.
El objetivo del estudio fue crear una base de información general
sobre la capacidad y susceptibilidad de los suelos a ser degradados, su
requerimiento de manejo y prácticas de conservación.
Según esta clasificación, se determinaron ocho Clases de
Capacidad Productiva, de las cuales, las Clases I hasta la Clase IV se
consideran adecuadas para cultivos agrícolas, con prácticas específicas de uso
y manejo. Las Clases V hasta la Clase VII se consideran no cultivables, aunque
los métodos modernos con mecanización consideran también que la Clase V puede
destinarse al pastoreo y al cultivo de arroz con medidas muy intensivas de
manejo.
Y, por último, la Clase VIII se considera apta solamente para
parques nacionales y zonas de vida silvestre.
* Los suelos Clase I ocupan la menor superficie del territorio
nacional, concentrando su localización en parte del valle del Cibao y una
pequeña porción en el valle de San Juan y en la provincia Elías Piña.
* Suelos cultivables, aptos para el riesgo, con topografía
llana y sin factores limitantes de importancia; productividad alta con buen
manejo. Requiere sólo buenas prácticas de manejo.
* La Clase II se localiza en las márgenes de los ríos Yaque del Norte, Yaque del Sur, Yuna, Bajabonico, Macasías e Isabela.
* Suelos cultivables, aptos para el riego, con topografía
llana, ondulada o suavemente alomada y con factores limitantes no severo que
pueden compensar con prácticas mediante intensivas de manejo; productividad.
Requieren prácticas intensivas de conservación.
* Las Clases III y IV están distribuidas en su gran mayoría en
parte del litoral sur y en las regiones suroeste y noroeste. La Clase V ocupa
áreas planas de la Llanura Costera del Caribe en la región este, en el Valle
del Cibao, en San Juan y en la Hoya de Enriquillo.
* Las clases III: son suelos cultivables, aptos para el riesgo
sólo con cultivos muy rentables, con topografía llana, ondulada o suavemente
alomada y con factores limitantes de alguna severidad; productividad mediana
con prácticas de manejo intensivo y con limitaciones en los cultivos posibles.
Requiere practicas intensivas de conservación.
* Las clases IV: son suelos limitantes cultivables, no aptos
para el riego salvo en condiciones especiales y con cultivos muy rentables;
principalmente aptos para pastos o cultivos perennes; topografía llana alomada;
con factores limitantes severos; requieren prácticas muy intensivas de manejo;
productiva baja mediana.
* Las clases V: suelos no cultivables, salvo para arroz;
principalmente aptos para pastos; con factores limitantes muy severos, principalmente
de drenaje; productividad alta para pastos o para arroz con medidas muy
intensivas de manejo.
* La Clase VI ocupa áreas de la Llanura Costera del Atlántico,
del Caribe, de la Península de Barahona y de la Hoya de Enriquillo.
* La Clase VII ocupa la mayor extensión del país. Comprende la
mayor parte de las Cordilleras Central y Septentrional, así como las Sierras de
Bahoruco y Neiba, y los montes de El Seibo. También incluye partes muy rocosas,
muy poco profundas y, en algunos casos, alomadas de las plataformas de caliza
de arrecife del suroeste de Barahona y del sur de Higüey, así como de la
extensa plataforma kárstica de Los Haitises.
* La Clase VIII ocupa parte de la Llanura Costera de Miches,
de la Llanura Costera del Atlántico, de la Cordillera Septentrional y de la
Hoya de Enriquillo.
1.6. Unidades de Recursos para la Planificación de Uso del Suelo
(URP).
En el año 1980, el Ministerio de Agricultura, en conjunto con la Universidad de Míchigan, a
través de su
Programa “Inventario
y Evaluación de los
Recursos Naturales”, realizó un estudio
mediante la superposición
de los mapas de suelos,
vegetación, zonas
de vida, topografía y
geología.
Fuente (Medio Ambiente)
El objetivo de este estudio fee mejorar y actualizar la base de información sobre los recursos naturales, específicamente el recurso suelo.
Utilizando
imágenes de satélite Landsat y verificación a nivel de campo, se separaron un
área con características homogéneas
en cuanto a
fisiografía,
clima y material parental, las que se denominaron "Unidades de Recursos para la Planificación (URP)".
Estas unidades
se utilizan para la
planificación general agropecuaria y para la proyección de estudios de suelos más detallados, ya sea a nivel
nacional, regional o local.
Dada la amplia gama de Unidades de Recursos para la Planificación
derivada de este estudio,
cuarenta y
seis en total, para fines de este resumen se describirán aquellas URP que ocupan áreas mayores a 1000 km²., las cuales se presentan en
orden de acuerdo con su extensión.
URP 02
Es la de mayor extensión con 5,595.75 km². Ocupa el área montañosa, colinadas y pequeños valles
de la Cordillera Central. Sus suelos
están formados a
partir de rocas ígneas o metamórficas ácidas. Moderadamente profundos, textura franca a franca
arcillosa, bien drenados y con permeabilidad moderadamente lenta.
Su uso está
limitado por la pendiente y la deficiencia de humedad en la época de sequía. La
productividad agrícola
de estos suelos
varía desde alta, en los Pequeños valles, hasta baja
en las áreas escarpadas y montañosas. Su uso
potencial es para siembra de vegetales y árboles maderables y para vida
silvestre.
URP 40
Es la segunda en extensión
con 3,970.74 km². (8.31%). Se
localiza en la
parte oriental de la Cordillera Central, y en menor cantidad en la Cordillera
Oriental, Sierras de Yamasá
y Samaná. Sus suelos están
desarrollados sobre rocas ígneas y metamórficas, de textura arcillosa, bien drenados, poco profundos, con uso limitado por la pendiente, por lo que
son aptos principalmente para cultivos perennes, como café, cacao y frutales.
URP 41
Ocupa
la tercera unidad
en extensión con
3,690.58 km². (7.72%), localizada en las
colinas bajas y
altas de las Cordilleras Central y Septentrional y de la Sierra de Baoruco. Su material geológico
es caliza en las
áreas de colinas y montañas
y aluviones en
los pequeños valles.
Son suelos poco
profundos,
rocosos, de textura arcillosa,
de buen drenaje y no
aptos para agricultura.
URP 24
Es la cuarta
unidad, con una etensión de 2, 749.18 km². (5.75%), localizada en la
Cordillera Septentrional, y en la Sierra de
Baoruco en menor cantidad. Está constituida por montañas, colinas y pequeños
valles intramontanos, con suelos de textura franco – arcillosa, drenaje bueno,
profundo en los pequeños valles y poco profundo en las montañas. Su uso está limitado
por susceptibilidad a la erosión, profundidad y deficiencia de humedad durante
la época de sequías, siendo aptos para cultivos perennes, tales como café y cítricos.
URP 03
Es la quinta
unidad en extensión, ocupa 2,205.40km². (4.62%), localizadas en colinas, montañas
y valles, ubicada en el sistema montaoso Sierra de Yamasá, entre Cotuí
y Bonao y en la Llanura Costera del Caribe.
Son suelos
de topografía llana a alomada, con textura arcillosa a franca arcillosa y poco profundos.
Su uso principal es para cultivos perennes en las áreas más inclinadas y uso
agrícola en los pequeños valles.
URP 05
Ocupa una extensión
de 1,609. 21km². (3.37%), localizada en llanuras de las provincias La
Altagracia y la Romana, específicamente la llanura costera entre Cabo Engaño y
Boca del Yuma, incluyendo la Isla Saona.
Estos suelos
presentan superficie áspera e irregular con arrecifes coralinos y rocas superficiales,
son poco profundos y de textura arcillosa.
URP 09
Ocupa una extensión
de 1377.26 km². (2.88%) localizada en áreas de la Península de Samaná, Los Haitises
y Delta del Yuna, en el Valle del Cibao. Presenta suelos de colinas ásperas y abruptas
separadas por hondonadas muy estrechas, de textura franca arcillosa, bien
drenados. Sólo pequeñas áreas de ésta pueden ser cultivadas con mínimo
potencial agrícola.
El arroz y
algunos cultivos de raíces pueden ser cultivados debido a que su clima es extremadamente
húmedo.
1.7. Asociaciones de Suelos.
En la República
Dominicana el estudio de suelo se realizó en 1967, en el marco del proyecto de “Reconocimiento
y Evaluación de los Recursos Naturales de la República Dominicana”, auspiciado
por la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Fuente (Medio Ambiente)
El principal objetivo del estudio fue levantar y poner a disposición de las autoridades dominicanas una base científico-técnica de informaciones útiles para la clasificación de los suelos, que sirviera de herramienta para la planificación del desarrollo y extensión agrícola.
Con el levantamiento
de informaciones sobre los suelos, y el análisis de fotografías aéreas a escala
1:60,000, se delimitaron unidades geomorfológicas que corresponden a
asociaciones de suelos y en algunos casos a Series.
Se determinaron los
perfiles representativos de las unidades de suelos establecidas, con su respectiva
toma de muestras para análisis físico y químico.
El estudio estableció
más de cien asociaciones de suelos que fueron agrupadas según las principales características
de los suelos predominantes, resultando diez grandes grupos: Suelos de Sabanas;
Suelos Arcillosos no Calcáreos; Suelos de origen Calcáreo; Suelos de origen Ígneo,
Volcánico y Metamórfico; Suelos Aluviales
Recientes; Ciénagas; Playa Costera y Dunas; Suelos Orgánicos; Terrenos Cársicos;
y Terrenos Escabrosos de Montaña.
*Atlas de Geografia Mundial, 2018 (Instituo Geográfico de la UNAM)
*Revista Cientifica "Verdor, 2017" (Academia de Ciencias de la República Dominicana).
*Geomorfología (Viers, Georges, 2000).
*Munaul de Teoría y Práctica de Geografia Dominicana (Aybar Acosta Igancio, 2010).
*Atlas Geográfico de la República Dominicana (Santillana, 2010).
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